Llega a nuestras pantallas el último trabajo del "Dream Team" del cine vasco, en esta ocasión, al completo en el plano de la dirección, y que está formado por Aitor Arregi, Jon Garaño y José Mari Goenaga. Nos referimos a "La Trinchera Infinita". La película nos sitúa en los comienzos de la Guerra Civil Española y los años que la sucedieron, concretamente 33, después de su inicio, y nos acerca a una realidad muy peculiar y no muy conocida en nuestra historia, que es el de las personas que se convirtieron en topos, en sus propios hogares, por temor a las represalias, que por razones políticas, pudieran sufrir por pertenecer o ser considerado del bando contrario a los vencedores. Y nos sumerge, en el juego entre vencedores y vencidos, desde la mirada de uno de esos topos, Higinio Blanco, espectacularmente interpretado por un Antonio de la Torre, que sumerge al espectador en su propio zulo, un universo claustrofóbico que te ahoga prácticamente al comienzo del filme, y te transmite todas las sensaciones y paranoias que el miedo, perpetuado en el tiempo, puede infligir a un ser humano.
Y junto a él, una magnífica Belén Cuesta, carne de cañón de la psicosis existencial de su marido, y de los buitres varios, que la acechan y la acosan, haciendo que explore la violencia desde el silencio o el grito ahogado, pero siempre con templanza y pies de plomo, sabedora de la condena impuesta y del "danzad, danzad, malditos", que con tono lorquiano, resuena en los muros de un pequeño pueblo, de Andalucía.
En definitiva, un soberbio retrato del Miedo, en sus múltiples facetas, y de la aspiración a romper los muros y mordazas, que nos impiden rozar, siquiera, la libertad...;
"La Trinchera Infinita" se alzó con la Concha de Plata a la Mejor Dirección; Premio del Jurado al Mejor Guión (Luiso Berdejo y José Mari Goenaga); Premio al Mejor Guión Vasco; Premio Irizar al Cine Vasco; Premio Fipresci; Premio Feroz Zinemaldia.
Y junto a él, una magnífica Belén Cuesta, carne de cañón de la psicosis existencial de su marido, y de los buitres varios, que la acechan y la acosan, haciendo que explore la violencia desde el silencio o el grito ahogado, pero siempre con templanza y pies de plomo, sabedora de la condena impuesta y del "danzad, danzad, malditos", que con tono lorquiano, resuena en los muros de un pequeño pueblo, de Andalucía.
En definitiva, un soberbio retrato del Miedo, en sus múltiples facetas, y de la aspiración a romper los muros y mordazas, que nos impiden rozar, siquiera, la libertad...;
"La Trinchera Infinita" se alzó con la Concha de Plata a la Mejor Dirección; Premio del Jurado al Mejor Guión (Luiso Berdejo y José Mari Goenaga); Premio al Mejor Guión Vasco; Premio Irizar al Cine Vasco; Premio Fipresci; Premio Feroz Zinemaldia.
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