Una Gala muy especial dado el marco en el que se celebraba, la pandemia que padecemos, pero que no impidió abrir una puerta a la esperanza, de la mano del cine y su esencia, y que se prolongará durante esta semana hasta el próximo sábado donde se darán a conocer los galardonados de esta ocasión.
El Festival apuesta esta vez, de manera fuerte por el cine español a través de la selección de cortos que componen su sección oficial y de las películas que se proyectarán cada velada, tanto en la Casa de Cultura como en el cine al aire libre de la Playa de L'Albir, sin olvidar el espacio para los cortometrajes de origen valencianos y los realizados por mujeres.
La Gala, fue conducida con amenidad y frescura por su director, Luis Larrodera, haciendo uso de un discurso muy elaborado (baste recordar las presentaciones de los galardonados con sendos Faros de Plata, Anna Castillo y Pepe Viyuela, que en sí fueron todo un homenaje hacia los mismos...), pero dando espacio a la espontaneidad que le caracteriza y a la vez dota de cercanía al evento.
De los premiados, me quedo con la emoción contenida de Anna Castillo, aquella niña que creció al son de un musical como "Annie", cuyas letras, según contó el presentador llegó a saberse de memoria, y que con tesón fue abriéndose un hueco en el mundo de la interpretación y que el sábado recibía un reconocimiento más, con el Faro de Plata, que le haría entrega una igualmente emocionada hermana, que destacó, no sólo su calidad como actriz, sino la bondad de su persona.
Y de Pepe Viyuela, al que dió paso su amigo, el también actor, Pedro Casablanc, su sentida reflexión sobre el momento en que recibía el premio, que le llenaba de orgullo pues junto con los allí congregados, suponía enarbolar la bandera de la Esperaza tan necesaria en estos tiempos tan difíciles...;
Por lo demás, se reconoció y premió a diversas ONGs por su encomiable labor realizada y se recordó igualmente, en palabras de su Alcalde, Vicente Arqués, el esfuerzo y la involucracion de distintas Instituciones y Administraciones para celebrar un Festival, cuya existencia, por las circunstancias, era incierta, pero que al fin, cambiando fechas y adoptando las pertinentes medidas de seguridad que marca el protocolo, se decidió con valentía, llevar a cabo.
Y mientras todas estas palabras resonaban en el reducido aforo del recinto, un omnipresente Ennio Morricone, ponía banda sonora a una Gala para el recuerdo....para la historia...;
Al término de la misma, pudimos visionar el docudrama interpretado por Viyuela, entre otros, titulado "Marcelino, el mejor payaso del mundo", cuyo realizador, Germán Roda, nos anticipó en la pasada edición del Festival y que nos acerca a la figura de un gran desconocido: El payaso nacido en Jaca, Marcelino Orbés que llegó a triunfar en Londres y Nueva York, constituyendo un auténtico fenómeno de la época, que reunía a miles y miles de personas a diario, en el legendario Hippodrome neoyorquino, ganándose el respeto y admiración de sus coetáneos, Chaplin y Keaton, entre otros, llegando afirmar este último, que era el "mejor payaso que había visto"....;
Y más allá de la extraordinaria labor de investigación que nos muestra su realizador, este docudrama se alza en todo un Tratado sobre la doble cara del éxito, su fugacidad, y la vulnerabilidad del ser humano.
La Gala, fue conducida con amenidad y frescura por su director, Luis Larrodera, haciendo uso de un discurso muy elaborado (baste recordar las presentaciones de los galardonados con sendos Faros de Plata, Anna Castillo y Pepe Viyuela, que en sí fueron todo un homenaje hacia los mismos...), pero dando espacio a la espontaneidad que le caracteriza y a la vez dota de cercanía al evento.
De los premiados, me quedo con la emoción contenida de Anna Castillo, aquella niña que creció al son de un musical como "Annie", cuyas letras, según contó el presentador llegó a saberse de memoria, y que con tesón fue abriéndose un hueco en el mundo de la interpretación y que el sábado recibía un reconocimiento más, con el Faro de Plata, que le haría entrega una igualmente emocionada hermana, que destacó, no sólo su calidad como actriz, sino la bondad de su persona.
Y de Pepe Viyuela, al que dió paso su amigo, el también actor, Pedro Casablanc, su sentida reflexión sobre el momento en que recibía el premio, que le llenaba de orgullo pues junto con los allí congregados, suponía enarbolar la bandera de la Esperaza tan necesaria en estos tiempos tan difíciles...;
Por lo demás, se reconoció y premió a diversas ONGs por su encomiable labor realizada y se recordó igualmente, en palabras de su Alcalde, Vicente Arqués, el esfuerzo y la involucracion de distintas Instituciones y Administraciones para celebrar un Festival, cuya existencia, por las circunstancias, era incierta, pero que al fin, cambiando fechas y adoptando las pertinentes medidas de seguridad que marca el protocolo, se decidió con valentía, llevar a cabo.
Y mientras todas estas palabras resonaban en el reducido aforo del recinto, un omnipresente Ennio Morricone, ponía banda sonora a una Gala para el recuerdo....para la historia...;
Al término de la misma, pudimos visionar el docudrama interpretado por Viyuela, entre otros, titulado "Marcelino, el mejor payaso del mundo", cuyo realizador, Germán Roda, nos anticipó en la pasada edición del Festival y que nos acerca a la figura de un gran desconocido: El payaso nacido en Jaca, Marcelino Orbés que llegó a triunfar en Londres y Nueva York, constituyendo un auténtico fenómeno de la época, que reunía a miles y miles de personas a diario, en el legendario Hippodrome neoyorquino, ganándose el respeto y admiración de sus coetáneos, Chaplin y Keaton, entre otros, llegando afirmar este último, que era el "mejor payaso que había visto"....;
Y más allá de la extraordinaria labor de investigación que nos muestra su realizador, este docudrama se alza en todo un Tratado sobre la doble cara del éxito, su fugacidad, y la vulnerabilidad del ser humano.
